F .: septiembre 2018

Los sistemas secretos de las plantas cuando son atacadas | The New York Times. Por JOANNA KLEIN 17 de septiembre de 2018







CreditSimon Gilroy


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Las plantas no tienen ojos ni oídos ni boca ni manos. Tampoco tienen cerebro… ni siquiera sistema nervioso. ¿Qué decir de músculos? Ninguno. Permanecen inmóviles siempre en el mismo lugar; lo único que hacen es absorber la luz del sol y los nutrientes del suelo. Sin embargo, cuando se aproxima alguna criatura con la intención de comerlas, pueden sentirlo.
Entonces, responden a ese estímulo.
¿Cómo es posible?
“Ahora tenemos que pensar como plantas”, dijo Simon Gilroy, botánico de la Universidad de Wisconsin-Madison que estudia la forma en que las plantas perciben el medioambiente e interactúan con él.
“Las plantas no son animales verdes”, explicó Gilroy. “Son diferentes, aunque algunas veces sus funciones exhiben similitudes asombrosas con las de los animales”.




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Ante los mordiscos de una oruga CreditSimon Gilroy

Como parte de un estudio publicado en la revista científica Science,diseñado con el propósito de dilucidar qué mecanismos secretos emplean las plantas para comunicar que se aproxima alguna amenaza, Masatsugu Toyota —quien ahora es catedrático en la Universidad Saitama de Japón— y otros investigadores del laboratorio de Gilroy en Wisconsin observaron a algunas orugas masticar una planta y utilizaron tijeras para cortar las hojas con el fin de ver cómo respondía.

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Aplicaron glutamato, un neurotransmisor importante que ayuda a las neuronas de los animales a comunicarse.




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Si una parte de la planta es cortada se esparce calcio desde otras hojas. CreditSimon Gilroy

Al menos en otros diez videos, además del que se presenta aquí, emplearon una proteína verde y brillante para observar cómo el calcio y los mensajes químicos y eléctricos resultantes se desplazaban a través de la planta. También observaron bajo el microscopio cómo se movían las señales de alarma por las extremidades de las hojas, un fenómeno que reveló que las plantas no son tan pasivas como parece.
Los mensajes se originan en el punto de ataque, desde donde el glutamato propulsa una ola de calcio que se propaga a través de las venas de la planta, como si se tratara de una red de tubería. Esta inundación activa las hormonas del estrés e interruptores genéticos que abren el arsenal de la planta y la preparan para defenderse de sus atacantes, sin necesidad de un solo pensamiento o movimiento.




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La planta cuando se le unta glutamato, un neurotransmisor CreditSimon Gilroy

Al igual que los animales, las plantas son eucariontes —organismos pluricelulares— que se derivaron de un ancestro universal común (llamado LUCA por su sigla en inglés) hace miles de millones de años. Impulsados por nuestro instinto de supervivencia cuando percibimos una amenaza, enviamos a través de nuestro cuerpo o tejidos un mensaje de alerta acerca del peligro para reaccionar a su presencia. Las acciones que aplicamos son muy variadas, ya que dependen de adaptaciones personales a nuestro estilo de vida en ambientes distintos; no obstante, gran parte de la maquinaria celular básica es igual. La biología dejó estos mecanismos intactos, pues si algo no está descompuesto, ¿qué necesidad hay de arreglarlo?
Un mecanismo que comparten nuestras células es la fluctuación en los niveles de iones de calcio, que contienen una carga eléctrica. En los seres humanos, esta carga ayuda a controlar la transmisión de mensajes entre las neuronas. Un cambio en los iones de calcio puede hacer palpitar nuestro corazón o provocar la contracción de nuestros músculos, de tal forma que podamos ponernos de pie y huir si percibimos alguna amenaza.
Obviamente, las plantas no pueden correr. No obstante, los investigadores sabían que los genes que elaboran receptores similares a aquellos sensibles al glutamato disparan señales eléctricas que se desplazan por las plantas cuando sufren alguna herida. Activan genes en el resto de la planta para que puedan responder.
Con la ayuda del glutamato, los iones de calcio pueden fluir y llevar su señal a través de canales: el glutamato ingresa en los espacios receptores especiales de manera similar a una llave que embona en la cerradura de un candado, y así va abriendo compuertas de acceso. Estos canales no son exactamente iguales a los del sistema nervioso de los mamíferos, pero su apariencia es muy similar y es probable que su funcionamiento sea parecido. Basados en esta idea, Gilroy y su equipo se dedicaron a observar el flujo de los iones de calcio.
Para ello modificaron plantas Arabidopsis con la intención de elaborar una proteína que fabrican las medusas y que produce un color verde brillante bajo el microscopio. Este sensor, en este caso, brilla más cuando aumentan los niveles de calcio.
También eliminaron de algunas plantas el receptor similar al glutamato. En ellas, la señal fluorescente era débil:




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Si una planta es modificada para no tener receptores de glutamato, los registros de fluroescencia son débiles. CreditSimon Gilroy

La verdadera sorpresa fue la velocidad con que se transmitían las señales de hoja en hoja; un par de minutos, siempre y cuando estuvieran conectadas a través del sistema vascular. Es una reacción más lenta que la de nuestro sistema nervioso, pero “para un biólogo botánico, es rápido”, dijo Gilroy.
Al parecer, la planta también podía percibir la severidad del daño, porque cuando aplastaban una hoja, toda la planta respondía:




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Cuando la planta es comprimida, así se esparce el calcio CreditSimon Gilroy

En todas las áreas que tocaba el calcio, la planta producía ácido jasmónico, una hormona que controla procesos de defensa en situaciones de estrés; los científicos creen que activaba genes que de alguna manera producen una reacción de las defensas químicas y físicas de la planta.
El metil jasmonato, uno de los productos del ácido jasmónico, flota por el aire como un perfume con aroma a jazmín. Para los insectos puede resultar repulsivo o interrumpirles la digestión, por lo que estos comensales evitarán regresar. Las defensas físicas además pueden endurecer la pared celular de la planta, para que sea difícil comerla.
“Los autores le sumaron muchas piezas al rompecabezas para descubrir cómo una herida localizada dispara defensas generalizadas en hojas distales”, dijo Ted Farmer, botánico de la Universidad de Lausana en Suiza, quien describió las señales eléctricas de las heridas en las plantas.
Sin embargo, gran parte del proceso sigue siendo un misterio, como qué maquinaria es responsable del funcionamiento de esas reacciones.
El aspecto no tan misterioso es que, en gran medida, las plantas y los animales enfrentan los mismos problemas. Si los humanos pueden manejar las amenazas, también las plantas pueden hacerlo.
“Es posible que incluso tengan mejores sistemas que nosotros para percibir el ambiente, ya que no tienen la ventaja de poder ponerse de pie y salir corriendo”, subrayó Gilroy.
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Censura global y militarización de Internet, una historia que se repite | Por DIARIO Octubre - septiembre 11, 2018


La leyenda cuenta que cuando se puso en marcha Arpanet, la primera red que conectó a la Universidad de Stanford con la de Universidad de California en Los Ángeles, los estudiantes de Harvard y la Universidad Tecnológica de Massachusetts protestaron en 1969 contra la primera versión de Internet porque tenían el conocimiento, a través de un profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts que había participado en el proyecto, de que esta red sería utilizada como una base de datos de personas y movimientos políticos por parte de las distintas agencias del gobierno de Estados Unidos.
Según el autor del libro Surveillance Valley, Yasha Levine, los estudiantes tomaron sus universidades porque entendían que Internet sería utilizado para vigilar las vidas de buena parte de la comunidad universitaria, involucrada en movimientos políticos y de derechos civiles, porque por primera vez, por ejemplo, agencias como el FBI podrían intercambiar datos sobre personas, en tiempo real, con otras agencias en vez de perder tiempo en monumentales archivos de carpetas, microfilms y legajos ordenados en sus oficinas.
Los estudiantes del MIT y Harvard, además, sabían que proyectos tecnológicos como Internet y las computadoras habían sido largamente financiados por 15 años por el Pentágono, en su primer momento para diseñar un protocolo de red que fuera descentralizado y sobreviviese a un ataque nuclear. El proyecto original, paradójicamente, congeniaba a un grupo de científicos con ideas utópicas de que Internet fuese una especie de nuevo sistema democrático con los militares del Pentágono, que solo lo querían para fines militares puros y duros, según la investigación de Yasha Levine.



Con el tiempo, después de sus primeros pasos, Internet fue dejado a privados y de esto derivó la creación de compañías de Silicon Valley, como Microsoft, Apple, Amazon, Facebook y Google, entre otras, dedicadas a comerciar con la tecnología informática y la enorme base de datos que se ha creado con el aumento exponencial de sus usuarios en red, como si fuesen un ejército de hormigas que se diseminan por todos los espacios que tienen por delante hasta los últimos recónditos.
La historia es conocida porque los gigantes de Silicon Valley se volvieron una industria 2.0, atractiva para la especulación en Wall Street, mientras continuaron en proyectos militares con el Pentágono y financiaron, en gran medida, la presidencia de Barack Obama, de tal forma que se erigieron como uno de los grupos de donantes más activos en la política de Estados Unidos hasta que la irrupción de Donald Trump cambió por completo la ecuación política interna del país, dejándolos en una posición de debilidad por ser la plataforma ideal para distribuir el mensaje del magnate inmobiliario.

Origen y futuro de una nueva ola de censura global
La reacción inmediata del establishment, que apoyó a Hillary Clinton, fue atribuir la victoria de Trump a una “campaña de noticias falsas difundidas por las redes sociales gracias a la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses”, dado el origen de Trump en un movimiento de nacionalismo de ultraderecha de carácter global con posiciones favorables a un acercamiento con Moscú en la política exterior de Washington.
La primera corporación de Silicon Valley que fue presionada para tomar cartas en el asunto fue Google, que armó un grupo de censores disfrazados de expertos para sacar de línea a las campañas de noticias falsas creadas en el exterior. Así, por ejemplo, fue que recientemente Google sacó de sus plataformas al canal iraní HispanTV, y eliminó 8 millones de videos en YouTube, de acuerdo al columnista de Rolling Stones, Matt Taibbi.
Después, la temperatura subió aún más cuando explotó el escándalo de Cambridge Analytica, que reveló la venta de datos por parte de Facebook para desarrollar una campaña de Big Data a favor de Donald Trump. Las consecuencias para la corporación de Mark Zuckerberg fueron devastadoras cuando tuvo que ir en persona a la Comisión de Comercio, Ciencia y Energía del Congreso estadounidense a decir que el hecho no se repetiría.
En la misma línea, ejecutivos de Facebook, Twitter y Google fueron interpelados en la Comisión de Justicia del Congreso, donde Clint Watts, ex agente del FBI y miembro de la Alianza para la Seguridad de la Democracia, afirmó que: “La guerra civil de Estados Unidos contra sí misma ya comenzó por lo que debemos actuar ahora en el campo de batalla de las redes sociales para sofocar las rebeliones de información, que pueden llevarnos fácilmente a confrontaciones violentas y transformarnos en los Estados Desunidos de América”.



Senadores como Chris Murphy señalaron que la “supervivencia de la democracia estadounidense depende de la capacidad de sacar en línea la campaña de mentiras contra su nación”, desde un Congreso ampliamente financiado por la industria armamentística interesada en que se mantenga en agenda la “amenaza rusa” para vender más armas a naciones de Europa, según el general Richard Cody, vicepresidente de la L-3 Communications, séptima contratista militar del país.
Bajo estas presiones, Mark Zuckemberg firmó un acuerdo con el Atlantic Council’s Digital Forensic Research Lab (DFR Lab) para “identificar, exponer y explicar la desinformación durante las elecciones en todo el mundo, aparte de determinar quienes diseminan información falsa por parte de actores estatales hostiles que promueven contenido divisorio y ataques a informes basados en hechos e investigaciones”. Es decir: Facebook contrató a un grupo para que se encargara de censura, ya no a nivel interno de Estados Unidos, sino a nivel global.
Pero no a cualquier censor sino a una dependencia del tanque de pensamiento Atlantic Council, financiado por bancos como Goldman Sachs, industrias armamentísticas como Lockeed Martin y petroleras como ConocoPhillips. No por nada al Atlantic Council se le denomina el tanque de pensamiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por su compenetración con los sectores más afines al mundo de la guerra en Washington durante los años de las administraciones Reagan, Clinton, Bush y Obama.
En sus primeros días, este laboratorio sacó de línea a las páginas de Facebook de 32 cuentas por estar supuestamente involucradas en una “interferencia rusa”. Además de éstas, por estos días fueron eliminadas de la red social las cuentas de Telesur, Venezuela Analysis, y políticos antiguerreristas como Ron Paul, mientras que Twitter hizo lo mismo con el escritor de la misma tendencia política, Peter Van Buren, de AntiWar, y el periodista Scoot Horton, contrario a la visión del sistema dominante de medios en Estados Unidos.
Quizás el caso de censura más sonado fue cuando, hace unas semanas, YouTube, Spotify, Facebook y Apple borraron las cuentas y los contenidos difundidos por Alex Jones de InfoWar, un locutor alineado con el movimiento de derecha alternativa que apoya a Donald Trump. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, inmediatamente, atacó a Google y Facebook por “suprimir voces conservadoras favorables a su gobierno, a cambio de posicionar a los Medios de Noticias Falsas”, en un movimiento que calificó como peligroso.
Su ex asesor de Seguridad Nacional y cofundador de Cambridge Analytica, Steve Bannon, fue aún más allá cuando pidió a través de CNN regular, o nacionalizar, las corporaciones de Big Data a través de una junta de control independiente, porque no “puede ser que sean las únicas propietarias de tamaño cúmulo de información”.
Según Bannon, además, se “tienen que dividir como Teddy Roosevelt disolvió las grandes corporaciones”, en referencia a las leyes antimonopólicas sancionadas a principios del siglo XX para partir en varias compañías a gigantes como la Standard Oil.

El lenguaje de la censura y sus consecuencias

En ese sentido, Silicon Valley vive de comerciar y financiarizar en Wall Street la enorme base de datos que almacena. Solo Facebook, por ejemplo, concentra 50 millones de horas de uso diarias por parte de un cuarto de la población global, y posee cuatro de las cinco aplicaciones más utilizadas en los celulares del mundo (Instagram, WhatsApp, Facebook y Messenger), mientras que en Google se realiza el 92% de las búsquedas que se hacen en Internet, lo que les da un importante poder de influencia, además, en la distribución de contenidos informativos, culturales y de entretenimiento.
Sin embargo, también sucede que a gigantes como Facebook les implica un “enorme costo logístico controlar el contenido de una empresa con 2.23 mil millones de usuarios”, de acuerdo al periodista estadounidense Matt Taibbi. Uno de los casos que demuestran esto fue el “proceso técnico extraordinariamente complicado” que se hizo para sacar fuera de línea de la red social a algunos videos pornográficos y de decapitaciones.
Por lo que tiene total sentido que las compañías de Silicon Valley otorguen la facultad de censura a grupos de tareas, ampliamente involucrados en el complejo militar, industrial y financiero, a cambio de que los dejen continuar con el comercio de datos. Un hecho que simboliza a la perfección la tensión entre los utópicos de Sillicon Valley, ahora reconvertidos en magnates de la tecnología, y quienes financiaron el nacimiento de Internet a través del Pentágono, ambos todavía relacionados en proyectos militares en común.
La periodista australiana Caitlin Johnstone, por otro lado, atribuye esta ofensiva del complejo militar-industrial-financiero a “que la confianza en los medios concentrados está en su punto más bajo, por lo que se apunta a controlar las ideas y la información no autorizada que se comparte en la red a través de sus usuarios”. Lo que demuestra una paulatina pérdida de credibilidad de la narrativa dominante en Internet, mientras surgen puntos de vista alternativos que deben ser sacados en línea o desacreditados.
En esta sintonía, la búsqueda de aumentar el control de los puntos de vista alternativos, aún cuando evidencian la fractura en el establisment mundial, son una clara evidencia de que el cúmulo de ideas globalizadoras del poder dominante, en auge posterior a la caída de la Unión Soviética, se encuentran en una fase tal que deben ser impuestas a como dé lugar a quienes descreen de ellas y pululan por Internet.
En ese sentido, que Internet vuelva a su espíritu originario de proyecto de control, sin que actores alternativos puedan usar sus herramientas de Big Data, implica que el complejo militar, industrial y financiero apunta a esquemas de control y dominación mucho más peligrosos, donde para recuperar el terreno perdido está dispuesto a desechar la fachada más new age, desarrollista y atractiva que construyó como utopía de mercado: Silicon Valley.
Esto no se entiende tampoco sin tomar en cuenta la invitación de Bannon a regresar a un capitalismo del siglo XX, en pos de recuperar la nación estadounidense, como una muestra de la tensión en la que se da este sacrificio.
Quizás poniendo en entredicho aquella máxima de Antonio Gramsci: “Una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero tampoco termina de nacer”.
En ese contexto, ¿qué será lo que está naciendo en Internet que no haya nacido?
    TOMADO DE: DIARIO OCTUBRE



TLC: Más beneficios para Estados Unidos | PROCESO.COM.MX, POR J. JESÚS ESQUIVEL , 4 SEPTIEMBRE, 2018 REPORTAJE ESPECIAL


Ante el equipo negociador del TLCAN, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump habla por teléfono con el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Foto: AP Evan Vucci

Todo indica que con el “entendimiento comercial” entre México y Estados Unidos quienes más beneficios tendrán son la economía y los trabajadores de ese último país, cuyo presidente también saldrá ganando, sobre todo en lo político-electoral. Consultados por Proceso, documentos liberados por la Representación Comercial Especial de la Casa Blanca, los cuales incluyen detalles de los capítulos comerciales más importantes negociados por ambas naciones, confirman dichos beneficios.

WASHINGTON (Proceso).- El “entendimiento comercial” alcanzado por Estados Unidos y México expone un acuerdo a modo para los intereses político-electorales de Donald Trump enfocados a reemplazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con beneficios proteccionistas para su país. 

En 2016, cuando anunció su candidatura a la presidencia, Trump prometió al electorado eliminar el TLCAN y remplazarlo con acuerdos bilaterales. El propósito era, dijo, acabar con los déficit comerciales de Estados Unidos con Canadá y México.

Hoy, el Acuerdo de Comercio Estados Unidos-México, como lo define Trump –eliminando la palabra “libre”– es el primer paso para anular al TLCAN, aunque toca al Capitolio revisar lo concretado con los mexicanos. Los legisladores tienen 90 días para hacerlo a partir del 31 de agosto.

Aun cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto y el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, consideran que ese entendimiento comercial acaba con la “incertidumbre”, en realidad beneficia mucho menos a la economía y a los trabajadores de México.

El mismo 27 de agosto, 90 minutos después de que Trump anunciara la conclusión de las negociaciones bilaterales con México, funcionarios de la Casa Blanca dejaron en claro en una teleconferencia de prensa que el entendimiento comercial se centró en la protección de los trabajadores estadunidenses y sus salarios, así como en hacer menos posible que del país muden sus plantas de manufacturación y ensamblaje a México.

“Es un compromiso de ganancia para nuestros trabajadores, sus derechos laborales y salarios frente a la amenaza de países que ofrecen mano de obra barata”, declaró uno de los citados funcionarios.

Los documentos liberados por la Representación Comercial Especial de la Casa Blanca (USTR, por sus siglas en inglés), y que incluyen algunos de los detalles de los capítulos comerciales más importantes negociados con el gobierno mexicano, reafirman lo dicho por los funcionarios del gobierno de Trump en la teleconferencia.

En cuanto al sector automotriz, por ejemplo, inciso álgido durante los más de 12 meses de negociaciones, la USTR establece lo siguiente: “Este acuerdo impulsa la manufactura estadunidense y el crecimiento regional, al requerir que 75% del contenido de un auto sea hecho en Estados Unidos y México”. 

Y más: “Las reglas incentivarán miles de millones de dólares anuales en la producción adicional de vehículos y autopartes; ayudarán a preservar y relanzar la producción de vehículos y partes en Estados Unidos; transformarán las cadenas de suministro para utilizar más contenido de Estados Unidos, especialmente contenido que es clave para la futura producción de automóviles y empleos bien remunerados”.

Hace un año, cuando Estados Unidos, Canadá y México iniciaron las negociaciones para “modernizar” el TLCAN, Robert Lighthizer, titular de la USTR, propuso como meta y condición que las reglas de origen automotriz estuvieran definidas en 50% por contenido estadunidense. 

Los compromisos 

Ildefonso Guajardo, secretario de Economía del gobierno de Peña Nieto, logró reducir la exigencia de Trump en los contenidos automotrices, pero a un alto costo y sujeto a la imposición de un arancel de hasta 25% si la producción mexicana rebasa la cuota que le impone la USTR.

Dos puntos en materia automotriz catalogados como “logros clave” por el gobierno de Trump quedan establecidos así: primero, “este acuerdo utiliza las reglas comerciales para impulsar salarios más altos, al exigir que 40-45% del contenido de un auto sea hecho por trabajadores que ganen al menos 16 dólares por hora; segundo, este acuerdo supera al TLCAN 1.0 y al Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) al establecer procedimientos que modernizan la certificación y verificación de las reglas de origen y promueven su sólida aplicación. Esto incluye nuevas provisiones de cooperación y ejecución que ayuden a prevenir la evasión de obligaciones, antes de que suceda”.

La explicación técnica y sencilla al segundo aspecto de documentos del USTR implica que si México exporta a Estados Unidos más de 2.4 millones de autos deportivos o todo terreno será sujeto a la imposición de la tarifa arancelaria de 25% por Estados Unidos, y por igual si las exportaciones automotrices mexicanas superan los 90 mil millones de dólares.

El año pasado las importaciones de este sector en Estados Unidos procedentes de México alcanzaron 55 mil millones de dólares y 1.8 millones de unidades vehiculares deportivas y todo terreno.

“México ha hecho concesiones significativas que son realmente muy buenas para los trabajadores canadienses”, dijo el 29 de agosto Chrystia Freeland, la ministra de Asuntos Internacionales de Canadá, al llegar a la sede del USTR para renegociar el TLCAN.

Bajo la sección 232 del acuerdo todavía tripartita, Estados Unidos doblegó a México para aceptar el castigo con un arancel de 25% si rebasa la cuota que le impuso a las exportaciones automotrices.

El compromiso finiquitado por Lighthizer y Guajardo suscribe que si no se pagan los 16 dólares a los trabajadores mexicanos que produjeron el 40-45% de las partes de un automóvil de exportación, la unidad será sujeta a un arancel aduanero de solamente 2.5%. Así, el castigo tributario transfronterizo le sale más barato a la empresa automotriz que aumentar el salario a los trabajadores.

Cuestionado al respecto, Jesús Seade –el jefe negociador de asuntos comerciales del equipo de transición de López Obrador que fue observador en las negociaciones con Estados Unidos durante seis semanas– responde a Proceso vía telefónica:

“La condición de la regla de origen ahí es que 40% corresponde al trabajador que recibirá 16 dólares la hora, de los cuales 5/8 –25% de 40%– tienen que ser manufacturas. Ese es 25%, pero tenemos un 15% con otras áreas como investigación y desarrollo. Entonces, si las empresas extranjeras quieren seguir produciendo en México tendrán que aumentar su producción, así como en investigación y desarrollo a cargo de ingenieros para poder cumplir con 15% de los 16 dólares.”

–Aun así, las empresas automotrices en México van a querer pagar el arancel de 2.5% antes que subir el sueldo.

–Los 16 dólares es un sueldo de ingeniero bastante normal. Hice mi cálculo y no sé si lo hice mal: lo hice mentalmente, pero 16 dólares multiplicado por 40 (horas laborales) a la semana es 640 por semana. Si lo multiplicas por 52, es 30 mil dólares. Eso es lo que ganan los ingenieros –por lo menos los más picudos– en las fábricas internacionales en México.

–¿Y el obrero, se sigue quedando atrás? 

–El obrero sigue quedándose atrás. Lo dijo muy bien.

En el acuerdo de entendimiento comercial concretado con Trump, el gobierno de Peña Nieto no logró que la USTR cancelara el arancel de 25% a las exportaciones mexicanas de acero, de 10% a las de aluminio, lo cual incrementará el costo de los automóviles fabricados en México y vendidos en Estados Unidos.  

“Eso es parte del acuerdo alcanzado, no se eliminó”, aceptó Guajardo en la conferencia de prensa ofrecida la semana pasada en la embajada de México en Washington, aunque le restó importancia el caso.

Los energéticos   

Personajes cercanos a López Obrador comentan al corresponsal que si entra en vigor lo definido con el gobierno de Trump, ya sea en el ámbito bilateral o trilateral (incluyendo a Canadá) y Washington no anula los aranceles al acero y al aluminio, el próximo gobierno de México adoptaría “medidas compensatorias en las importaciones de madera o plástico”.

Los documentos difundidos por la USTR en torno al entendimiento comercial con México extrañamente excluyen el capítulo de los energéticos, aspecto que, como se filtró a los medios de comunicación mexicanos y estadunidenses, atoró las conversaciones y fue el último punto en resolverse.

La solución no fue definida por Guajardo ni por el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, con el gobierno estadunidense, sino directamente por Lighthizer y Seade.

El representante de López Obrador tuvo desacuerdos con el jefe del USTR, pero al final logró revertir la concesión en materia energética de Peña Nieto al gobierno y empresas petroleras de Estados Unidos.

Bajo las reglas definidas por el TLCAN 1 (como ahora llaman al acuerdo trilateral original), en materia energética, el documento reconoce para el caso de México que recursos como el petróleo o el gas natural son propiedad del Estado. Destaca también que, al igual que la reforma energética aprobada en el gobierno de Peña Nieto, el Estado mexicano está facultado para dar contratos sin ninguna obligación.

En los documentos del USTR sobre el nuevo compromiso comercial logrado con México en materia energética –revisados por Proceso gracias a los colegas de un periódico estadunidense que los obtuvo– resaltan cambios en derechos jurídicos en detrimento de las empresas trasnacionales.

Hasta el pasado 21 de agosto, Guajardo y Videgaray ya habían concedido que las empresas extranjeras con inversiones en el sector energético pudiesen demandar al Estado mexicano por diferentes factores, pero entre éstos uno primordial: la rescisión de contrato.

Con el gobierno de Peña Nieto, el de Trump había acordado ampliar una gama de posibilidades para facilitar y generar disputas entre empresas y Estado. Con la nueva modalidad, y en la cual también está de acuerdo el primer ministro canadiense Justin Trudeau, ahora hay un inciso que no estaba en el TLCAN vigente ni en el TPP.

Bajo el título “Violación de contratos”, según los documentos consultados por el corresponsal, López Obrador doblegó a Trump al reescribir los elementos de dispu­tas energéticas con elementos arbitrales que cubrirán únicamente derechos fundamentales contra la expropiación, discriminación de nacionales y terceros, entre otros.

“Si una empresa no cumple por cualquier motivo o circunstancia lo acordado, el Estado tiene el derecho jurídico e inapelable de anular el contrato”, indica el punto del entendimiento comercial finiquitado entre Lighthizer y Seade en un ambiente ríspido.

En la conversación telefónica con Proceso, Seade se niega a hablar del aspecto energético del entendimiento comercial con el gobierno de Trump. Guarda silencio cuando se le pregunta si negoció directamente con Lighthizer el arreglo jurídico.

“El paquete en su totalidad, creo, es un poco mejor que lo anterior. El entendimiento comercial salió mejor que una medida de control de daño. Fue Estados Unidos el que pidió renegociar el TLCAN y no México. Creo que el resultado fue mucho mejor de lo que se esperaba”, subraya Seade al hacer un balance de la conclusión de las renegociaciones. 

Este reportaje se publicó el 2 de septiembre de 2018 en la edición 2183 de la revista Proceso.


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'Israel es un Estado fascista': el documental judío que pide perdón a Palestina | PALESTINA LIBRE.ORG • 2018 · 09 · 04 • Fuente: El Español

El director israelí Amos Gitai ha presentado un díptico sobre su país. El corto documental 'Una carta para un amigo en Gaza' entona el mea culpa sobre la situación y exige responsabilidades.


 Un protestante palestino carga a un herido en la Franja de Gaza.  Reuters


El Festival de Cine de Venecia se ha puesto reivindicativo. Atrás quedaron las estrellas frívolas y con glamour (como Lady Gaga o Ryan Gosling), y hoy la alfombra roja se ha extendido para que pasen por ellas discursos políticos y guerrilleros. El mismo día estuvieron por el Lido Pepe Mujica, protagonista de una película y un documental dirigido por Kusturica; y Amos Gitai, el director judío nacido en Israel que ha presentado su díptico sobre el conflicto palestino-israelí.

Una centrada es un largometraje de ficción, Un tranvía en Jerusalén, que presenta la ciudad como un mosaico de culturas y razas que hay que defender. La carga activista está más presente en Una carta para un amigo en Gaza, un documental de media hora en el que se leen poesías, textos y artículos de personalidades en las que se habla de la paz, del entendimiento o directamente se critica la actuación del gobierno israelí en el conflicto, especialmente en la zona de Gaza y las matanzas que sigue habiendo sin que nadie ponga solución. Un trabajo que entronca con el de Albert Camus y sus Cartas a un amigo alemán escrito tras la Segunda Guerra Mundial y en la que establecía un diálogo similar.

Gitai pide a los judíos y a Israel que abran los ojos y se den cuenta de que lo que están haciendo es un crimen, y que la guerra debe acabar. En el texto más provocador se pone en la piel de las próximas generaciones y especula qué les dirán cuando les pregunten por qué toleraron esas masacres, por qué no se quejaron, por qué dejaron que esto ocurriera. Gitai, que siempre ha abogado por el diálogo, se vuelve en su nuevo filme más directo que nunca. A este segmento -en el que entona el mea culpa como país diciendo que por qué lo están permitiendo- lo concluye una sucesión de fotografías del conflicto en la franja de Gaza en la que se ve a un Israel hiper militarizado, con tanques, rifles de francotirador y metralletas contra un pueblo palestino que quema contenedores y les lanza piedras. Para terminar, una imagen de David y Goliat, el primero empuñando su honda. Una metáfora clara para cerrar el trabajo en el que más se moja.




    Amos Gitai en el Festivla de Venecia. Reuters

La línea beligerante la ha mantenido el equipo del filme durante la rueda de prensa, especialmente su productor, Laurent Truchot, que ha asegurado que Israel ahora mismo se está convirtiendo “en un país fascista”. “Tenemos un gobierno fascista que hasta cierra teatros sólo porque se hable de Palestina”, ha censurado con fuerza y se ha mostrado pesimista respecto al futuro del país, por lo que le alegra acompañar a Gitai en todos sus trabajos, alguien que sí que “mira de forma optimista a Israel”.
Todos los miembros del equipo han desenfundado sus dardos, y el propio Gitai los ha enfocado al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu al que ha culpado de la situación del país y de lo que ocurre con los palestinos. “Estamos viviendo un auge del antisemitismo en Europa. El origen de ese antisemitismo está en la iglesia, que ha educado a la gente para odiar a los judíos, a quemarlos y a humillarlos durante siglos. Está en el ADN de la historia de Europa, pero los judíos han sobrevivido, algo que es impresionante, pero no se deben olvidar las lecciones que da la historia, y sin embargo ahora vemos a Netanyahu darle la mano a los líderes antisemitas y disparar a la gente de Palestina en Gaza. Sólo usa la fuerza, y eso es antijudío. Ha de ser criticado”, ha dicho el director ante el aplauso de la prensa. Sobre las posibles críticas que reciba en su país ha dejado claro que ama a su tierra, y que por ella no debe mimarla, sino criticarla para mejorar y cambiar la situación actual.
"Ahora vemos a Netanyahu darle la mano a los líderes antisemitas y disparar a la gente de Palestina en Gaza. Sólo usa la fuerza, y eso es antijudío. Ha de ser criticado"
En el cortometraje tiene un papel destacado el actor palestino Makram Khoury, que ha mantenido el discurso de sus compañeros asegurando que la situación actual es perturbadora, que lo es para él y para el director, y que por eso han alzado la voz. “Sentimos que si nos quedábamos callados, aunque a veces el silencio sea sabiduría, en este momento, y en esta situación, el silencio nos haría complices del crimen, porque creo que en Gaza hay un crimen en marcha, lo que ocurre con la gente palestina es un crimen”, ha zanjado visiblemente emocionado.
Un par de horas de paréntesis entre el bullicio y las críticas apresuradas en los pasillos para reflexionar sobre lo que ocurre en el mundo. Venecia apagó los flashes e invitó a reflexionar. Y Amos Gitai puso el debate en la mesa. Al menos hasta que las estrellas volvieran a salir a la alfombra roja. El show debía continuar.

Fuente: El Español

Tomado de:  PALESTINALIBRE.ORG