F .: 2018

Detrás del Mostrador - Documental con guión y dirección de Eric Corvalán Pellé






Mesa Redonda
Publicado el 27 sept. 2018


Los problemas del servicio y la atención al consumidor en Cuba pasan por el análisis de especialistas, funcionarios y de los propios usuarios en el documental Detrás del mostrador, con guión y dirección de Eric Corvalán


Queda mucho por decir: los servicios en Cuba

Etiquetas: 
Medios audiovisuales y radio, documental cubano



El tema de los servicios en el país cuenta con un buen material audiovisual. Fotos: Luis Bruzón

Con el paso del tiempo hay cosas que parecen ser olvidadas como cuando uno borra de su memoria momentos pretéritos. Pero si algo merece ser rescatado del pasado e instaurarlo en el presente y el futuro, es el arte de brindar un buen servicio. Refiero un arte porque en realidad lo es: tratar con público constituye una faena difícil que lleva en sí mucho de compromiso y alegría por el bien común. Dando respuesta a la interrogante se exhibió en la sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) el documental Detrás del mostrador, a cargo del realizador Eric Manuel Corvalán Pellé, el cual profundiza en la decadencia de los servicios en nuestro país.
“Las dos terceras partes del ingreso por exportaciones de Cuba es de los servicios”, aseguró el doctor en ciencias económicas Juan Triana Cordoví, quien también expresó la decadencia de valores del empleado público: “hemos perdido la cultura de servir”.
Existen tres cosas necesarias: la vocación, la dedicación y el sentido de pertenencia. Actualmente hay varias escuelas formadoras de profesionales en este ámbito, pero la realidad que contemplamos es otra, muchas veces ni los buenos días recibimos cuando llegamos a algún lugar.
No es secreto tampoco para nadie que el dependiente esté comiendo, conversando en pleno horario laboral, o haciendo inventario en momentos inoportunos, fenómenos que refleja de manera certera Corvalán Pellé al mostrar imágenes incuestionables.
Otra de las problemáticas radia en la estabilidad de lo que se vende, asegura Minurga Ramírez Santana, directora general de servicios del Mincin: “si los productos que yo necesito no llegan en la fecha establecida, ¿qué hice el resto del mes?”. Lo que garantiza buena calidad de las ventas es la logística, el tiempo y la permanencia.
La población es también entrevistada y demuestra un descontento total por las prestaciones estales, pero lo verdaderamente impresionante es cómo suceden los hechos, sin saber cuándo será el punto final y decisivo a tales cuestionamientos.
A manera de trabajo detectivesco, el documental nos traslada a la barbería La Copa en 1ra A entre 42 y 44, establecimiento que pasó a cooperativa. Las condiciones aquí son pésimas, solo existe un lavamanos para “dar el mínimo servicio (…) ahora que somos particulares seguimos igual”, manifestó Manuel Pino Izaguirre, uno de los trabajadores. 
Sigue la investigación, esta vez en la Terminal de Ómnibus para dar respuesta a un clásico evento: los pasajes vendidos—al buen cubano— en bolsa negra. Una imagen borrosa, técnica para no delatar al empleado, muestra el gran lucro existente en el centro.
Otro lugar de suma polémica: los agros y los diferentes precios de un producto en distintas tarimas, así como la ausencia de las jabas, “ya el cubano lo incorporó como algo natural”, declaró Triana Cordoví.
¿Qué es lo que necesario para eliminar estos hábitos? ¿Una red mayoritaria? ¿Mayor competencia? Cierto es que lo anterior no es la solución a los problemas, pero la competitividad impulsa la innovación y el desarrollo, no solo del comercio, sino también de la sociedad.
No podían faltar los negocios particulares. Son entrevistados los dueños de La Gasa Gelato, el Restaurant San Cristóbal, los bares-restaurant Tales from Britain y el Sangri La. Sergio Luis Gallardo Fernández, propietario de este último centro, resumió la máxima de estos lugares: “De aquí para adentro, tus problemas son míos y yo me encargo de ellos”.
“El problema no es quejarte, el problema es la respuesta”, puntualizó Triana Cordoví.
No se trata de rescatar la cultura de esta esfera, más bien es crear nuevos hábitos y métodos hacia a un arte imprescindible. Eso dice mucho de la Cuba de hoy.
Con respecto a la realización del audiovisual merece la pena destacar la labor de rastreo y cotejo de su autor y el equipo de trabajo, pues dan infalibles motivos para no dudar de los disímiles factores sobre la problemática que enfrentamos actualmente. Algo debe predominar en el rescate de un auténtico servicio: la elegancia, la dedicación y el sentido de pertenencia.


Documental señala causas y soluciones a mala calidad de los servicios en Cuba

Detrás del Mostrador, del realizador Eric Corvalán, lanza una nueva mirada sobre un asunto largamente debatido en la isla caribeña.

 


La Ofensiva revolucionaria de 1968 abolió los pequeños negocios y estatalizó casi  totalmente la economía cubana.
Foto: Archivo IPS

La Habana, 30 jun.- Ni el control estatal o privado sobre las empresas, sean grandes o pequeñas, garantiza por sí mismo la necesaria calidad de los servicios, un problema económico y social que sigue pendiente en Cuba y es analizado por un nuevo documental.
Los testimonios de voces ciudadanas recogidas en la cinta titulada Detrás del mostrador (2017) apuntan a la complejidad, lentitud y necesidad de nuevas y efectivas herramientas legales, para resolver un asunto recurrente en la realidad nacional durante las últimas décadas.
Durante la premier efectuada, el pasado 26 de junio, en la sede de la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba, su realizador, Eric Corvalán (La Habana, 1972), exhortó a difundir el audiovisual en todas las salas de cine del país.
Más que criticar, Corvalán propuso debatir el mensaje desde los sujetos decisores hasta funcionarios de nivel medio, empleados y la ciudadanía, para diseñar nuevas políticas públicas y ofrecer mejores servicios.
Si bien directivos se refirieron al reconocimiento del cual gozan los trabajadores cubanos por la preparación y calidad de sus servicios en el extranjero, Triana puntualizó que en el país “perdimos la cultura de servir y confundimos el servir con servidumbre”.Uno de los entrevistados, el economista Juan Triana, recordó que un elevado porcentaje de la economía cubana descansa en la esfera de los servicios, donde a pesar de la apertura a la gestión privada y las cooperativas no agropecuarias, una parte fundamental sigue en manos del Estado.
A su juicio, tal situación tiene su origen en la Ofensiva revolucionaria, como se conoce al proceso impulsado desde marzo de 1968 por el gobierno del entonces primer ministro Fidel Castro (1926-2016), el cual abolió los pequeños negocios y estatalizó casi totalmente la economía.
“Ahí comenzó la caída en picada de la cultura de los servicios en Cuba. Sustituimos al cliente por usuario”, argumentó el especialista.
Reflexionó asimismo sobre otras causas que inciden en el problema, como la inestabilidad en los suministros, para lo cual insistió en priorizar la logística de transporte. “No hacemos nada teniendo almacenes llenos o los contenedores durante meses en los puertos y que los establecimientos estén vacíos”, indicó.
El politólogo Esteban Morales se refirió a la falta de educación formal de algunos que tratan con el público, lo cual empieza por un simple “Buenos días” o acercarse a la persona para saber qué desea.
Detrás de ello, consideró, muchas veces existe “una falta de estímulo para ofrecer el servicio” y “cómo esa persona que presta el servicio se siente beneficiada”.
Ofrecer un servicio “no disminuye la personalidad ni el estatus social, pero debe brindarse con decencia, honestidad, actitud adecuada”, subrayó.
Para el periodista Ariel Terrero, “se perciben cambios de matices en la calidad de los servicios a partir de la apertura de los pequeños negocios privados. Hay mayor competencia, pero no en todos los casos hay mayor calidad”.
Las buenas prácticas implementadas por el chef Eddy Fernández, le permite asegurar que en el camino hacia la calidad “no puede faltar la cultura de los pequeños detalles”.
Tanto en el audiovisual como en el debate posterior a la proyección, afloraron preocupaciones sobre la necesidad de una efectiva Ley de protección al consumidor, además de críticas hacia la excesiva burocratización de los procedimientos y la falta de respuestas ante los reclamos por malos tratos a los clientes.
De acuerdo con Morales, tales situaciones entrañan también un componente político, pues cuando las instancias no responden estimulan la incredulidad ciudadana en las instituciones.
Triana resumió una posible solución para este problema: “Cuba necesita la figura de un defensor del derecho de los consumidores, como una entidad verdaderamente independiente, con personalidad jurídica y derechos establecidos”.
El audiovisual, de unos 40 minutos y ya en formato de Blue Ray, contó con la colaboración del Ministerio de Comercio Exterior, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y del no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero.
Asimismo, sobresale la banda sonora, con temas de la orquesta Los Van Van y su exdirector Juan Formell (1942-2014), considerado un cronista musical del periodo revolucionario posterior a 1959 y cuyas obras reflejaron con humor fenómenos sociales como la burocracia, doble moral y maltrato institucional al público.
Con casi una decena de documentales, Eric Corvalán sobresale por poner el foco en asuntos espinosos de la realidad nacional como es el caso de Raza (2008), que aborda la discriminación racial, y No es el camino (2012), sobre la violencia infantil. (2017)


On China - Henry Kissinger (2011)



On China

On China es un libro de no ficción de 2011 del ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger. Kissinger, uno de los diplomáticos más famosos del siglo XX, es bien conocido por el papel que desempeñó en las relaciones chino-estadounidenses durante la administración de Nixon y, en particular, la visita de 1972 a China de Nixon. 

Su libro se centra en la historia china a través de la lente de las consideraciones de política exterior, y en particular su propia marca de realpolitik. Se centra en cómo los choques fronterizos chino-soviéticos obligaron a China a considerar una nueva apertura de relaciones con los Estados Unidos. El libro también analiza la compleja toma de decisiones del presidente Mao Zedong durante la Crisis del Estrecho de Taiwan. Las negociaciones preliminares comenzaron a través de los niveles de embajadores en Varsovia, Bucarest y a través de Yahya Khan en Pakistán. Además de la historia pura y la discusión de la política exterior, el trabajo es también una especie de narrativa personal de las experiencias de Kissinger en China.

  De izquierda a derecha:  Mao Zedong,  Henry Ford y Henry Kissinger  (1975)


Henry Kissinger

Henry Alfred Kissinger,​ nacido Heinz Alfred Kissinger (Fürth, 27 de mayo de 1923), es un político estadounidense de origen alemán que tuvo una gran influencia sobre la política internacional, no solo de Estados Unidos con respecto a los demás países sino que también directamente sobre otras naciones. Ejerció como secretario de Estado durante los mandatos presidenciales de Richard Nixon y Gerald Ford, jugando este papel preponderante en la política exterior de Estados Unidos entre 1969 y 1977 y fue consejero de Seguridad Nacional durante todo el mandato inicial presidencial del primero.

Kissinger se caracterizó por llevar las riendas de un proceder internacional fuerte pero al mismo tiempo negociador, siendo el artífice de la denominada «política de distensión» con la Unión Soviética y China, país con el cual logró, durante el mandato de Richard Nixon, consolidar relaciones pacíficas.

Tuvo que hacerse cargo de poner fin a la muy criticada Guerra de Vietnam y gestionar la crisis de la Guerra de Yom Kippur, concibiendo una nueva visión de como llevar la política exterior estadounidense, al colocar como último recurso la intervención militar, siendo este nuevo proceder el que lo llevó a obtener el Premio Nobel de la Paz en 1973, gracias al alto al fuego que logró establecer en Vietnam.

Aun así, la controversia ha persistido sobre su figura, debido, mayormente, a la intervención de la CIA en varios Golpes de Estado sucedidos en Latinoamérica durante la década de 1970. Sus críticos lo consideran instigador de genocidios sistemáticos de grupos políticos, estando probadamente ligado a varios regímenes dictatoriales latinoamericanos, tales como la dictadura militar chilena de Augusto Pinochet o el Proceso de Reorganización Nacional de Argentina, así como por ser el responsable de planes represivos como lo sería la Operación Cóndor, cuya célula de origen habría sido la Escuela de las Américas. Todo esto ha ocasionado que existan numerosas iniciativas que persiguen conseguir su procesamiento ante instancias judiciales internacionales, así como la retirada de su Premio Nobel.

En la actualidad, ha pasado a actuar principalmente desde el sector privado, fundó la Kissinger Associates, y es accionista y cofundador de la Kissinger & McLarty Associates, así como miembro de las juntas directivas y asesor de las empresas The Hollinger Group y Gulfstream Aerospace. Además es rector de la Universidad de Georgetown y sirvió en Indonesia como Asesor General de Gobierno.

Igualmente en el 2001, Kissinger fue llamado por el gabinete de George W. Bush para liderar un comité de crisis internacional a causa de los ataques del 11-S así como para que a través de su firma prestase asesoría diplomática y política al gobierno, no obstante Kissinger se retiró poco después de este proyecto.

Henry Kissinger es por mucho una de las figuras políticas y de la diplomacia más relevantes de la Historia de los Estados Unidos, tanto como controvertida. Si bien sus méritos en la política internacional son notables (apertura de relaciones con la URSS, China, entre otros), su negativa a devolver el Premio Nobel de la Paz que recibió gracias al alto al fuego que hubo en la Guerra de Vietnam y que posteriormente se rompió, así como las decenas de acusaciones de colaborar e incluso promover regímenes dictatoriales y acciones terroristas en diferentes partes del mundo, que cometieron severas violaciones a los Derechos Humanos, han ocasionado que su persona haya sido duramente criticada desde numerosas entidades tanto como por personalidades de la política o intelectuales, siendo algunos de los más conocidos el juez español Baltasar Garzón, asesor del Tribunal de la Haya, quien intentó fallidamente procesarlo por violaciones a los Derechos Humanos, y el periodista y escritor Christopher Hitchens, autor del best-seller Juicio a Kissinger.

Henry Kissinger también ha recibido críticas por ser uno de los miembros fundadores y todavía activo, del polémico Grupo Bilderberg, entidad no gubernamental, en la que se reúnen varias de las personas más poderosas e influyentes de todo el mundo, incluyendo monarcas, aristócratas, políticos, empresarios y magnates.

Tomado de: Wikipedia:  HenryKissinger

   De izquierda a derecha: Henry Kissinger, Zhou Enlai, Mao Zedong [File photo]






Los sistemas secretos de las plantas cuando son atacadas | The New York Times. Por JOANNA KLEIN 17 de septiembre de 2018







CreditSimon Gilroy


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Las plantas no tienen ojos ni oídos ni boca ni manos. Tampoco tienen cerebro… ni siquiera sistema nervioso. ¿Qué decir de músculos? Ninguno. Permanecen inmóviles siempre en el mismo lugar; lo único que hacen es absorber la luz del sol y los nutrientes del suelo. Sin embargo, cuando se aproxima alguna criatura con la intención de comerlas, pueden sentirlo.
Entonces, responden a ese estímulo.
¿Cómo es posible?
“Ahora tenemos que pensar como plantas”, dijo Simon Gilroy, botánico de la Universidad de Wisconsin-Madison que estudia la forma en que las plantas perciben el medioambiente e interactúan con él.
“Las plantas no son animales verdes”, explicó Gilroy. “Son diferentes, aunque algunas veces sus funciones exhiben similitudes asombrosas con las de los animales”.




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Ante los mordiscos de una oruga CreditSimon Gilroy

Como parte de un estudio publicado en la revista científica Science,diseñado con el propósito de dilucidar qué mecanismos secretos emplean las plantas para comunicar que se aproxima alguna amenaza, Masatsugu Toyota —quien ahora es catedrático en la Universidad Saitama de Japón— y otros investigadores del laboratorio de Gilroy en Wisconsin observaron a algunas orugas masticar una planta y utilizaron tijeras para cortar las hojas con el fin de ver cómo respondía.

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Aplicaron glutamato, un neurotransmisor importante que ayuda a las neuronas de los animales a comunicarse.




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Si una parte de la planta es cortada se esparce calcio desde otras hojas. CreditSimon Gilroy

Al menos en otros diez videos, además del que se presenta aquí, emplearon una proteína verde y brillante para observar cómo el calcio y los mensajes químicos y eléctricos resultantes se desplazaban a través de la planta. También observaron bajo el microscopio cómo se movían las señales de alarma por las extremidades de las hojas, un fenómeno que reveló que las plantas no son tan pasivas como parece.
Los mensajes se originan en el punto de ataque, desde donde el glutamato propulsa una ola de calcio que se propaga a través de las venas de la planta, como si se tratara de una red de tubería. Esta inundación activa las hormonas del estrés e interruptores genéticos que abren el arsenal de la planta y la preparan para defenderse de sus atacantes, sin necesidad de un solo pensamiento o movimiento.




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La planta cuando se le unta glutamato, un neurotransmisor CreditSimon Gilroy

Al igual que los animales, las plantas son eucariontes —organismos pluricelulares— que se derivaron de un ancestro universal común (llamado LUCA por su sigla en inglés) hace miles de millones de años. Impulsados por nuestro instinto de supervivencia cuando percibimos una amenaza, enviamos a través de nuestro cuerpo o tejidos un mensaje de alerta acerca del peligro para reaccionar a su presencia. Las acciones que aplicamos son muy variadas, ya que dependen de adaptaciones personales a nuestro estilo de vida en ambientes distintos; no obstante, gran parte de la maquinaria celular básica es igual. La biología dejó estos mecanismos intactos, pues si algo no está descompuesto, ¿qué necesidad hay de arreglarlo?
Un mecanismo que comparten nuestras células es la fluctuación en los niveles de iones de calcio, que contienen una carga eléctrica. En los seres humanos, esta carga ayuda a controlar la transmisión de mensajes entre las neuronas. Un cambio en los iones de calcio puede hacer palpitar nuestro corazón o provocar la contracción de nuestros músculos, de tal forma que podamos ponernos de pie y huir si percibimos alguna amenaza.
Obviamente, las plantas no pueden correr. No obstante, los investigadores sabían que los genes que elaboran receptores similares a aquellos sensibles al glutamato disparan señales eléctricas que se desplazan por las plantas cuando sufren alguna herida. Activan genes en el resto de la planta para que puedan responder.
Con la ayuda del glutamato, los iones de calcio pueden fluir y llevar su señal a través de canales: el glutamato ingresa en los espacios receptores especiales de manera similar a una llave que embona en la cerradura de un candado, y así va abriendo compuertas de acceso. Estos canales no son exactamente iguales a los del sistema nervioso de los mamíferos, pero su apariencia es muy similar y es probable que su funcionamiento sea parecido. Basados en esta idea, Gilroy y su equipo se dedicaron a observar el flujo de los iones de calcio.
Para ello modificaron plantas Arabidopsis con la intención de elaborar una proteína que fabrican las medusas y que produce un color verde brillante bajo el microscopio. Este sensor, en este caso, brilla más cuando aumentan los niveles de calcio.
También eliminaron de algunas plantas el receptor similar al glutamato. En ellas, la señal fluorescente era débil:




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Si una planta es modificada para no tener receptores de glutamato, los registros de fluroescencia son débiles. CreditSimon Gilroy

La verdadera sorpresa fue la velocidad con que se transmitían las señales de hoja en hoja; un par de minutos, siempre y cuando estuvieran conectadas a través del sistema vascular. Es una reacción más lenta que la de nuestro sistema nervioso, pero “para un biólogo botánico, es rápido”, dijo Gilroy.
Al parecer, la planta también podía percibir la severidad del daño, porque cuando aplastaban una hoja, toda la planta respondía:




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Cuando la planta es comprimida, así se esparce el calcio CreditSimon Gilroy

En todas las áreas que tocaba el calcio, la planta producía ácido jasmónico, una hormona que controla procesos de defensa en situaciones de estrés; los científicos creen que activaba genes que de alguna manera producen una reacción de las defensas químicas y físicas de la planta.
El metil jasmonato, uno de los productos del ácido jasmónico, flota por el aire como un perfume con aroma a jazmín. Para los insectos puede resultar repulsivo o interrumpirles la digestión, por lo que estos comensales evitarán regresar. Las defensas físicas además pueden endurecer la pared celular de la planta, para que sea difícil comerla.
“Los autores le sumaron muchas piezas al rompecabezas para descubrir cómo una herida localizada dispara defensas generalizadas en hojas distales”, dijo Ted Farmer, botánico de la Universidad de Lausana en Suiza, quien describió las señales eléctricas de las heridas en las plantas.
Sin embargo, gran parte del proceso sigue siendo un misterio, como qué maquinaria es responsable del funcionamiento de esas reacciones.
El aspecto no tan misterioso es que, en gran medida, las plantas y los animales enfrentan los mismos problemas. Si los humanos pueden manejar las amenazas, también las plantas pueden hacerlo.
“Es posible que incluso tengan mejores sistemas que nosotros para percibir el ambiente, ya que no tienen la ventaja de poder ponerse de pie y salir corriendo”, subrayó Gilroy.
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Censura global y militarización de Internet, una historia que se repite | Por DIARIO Octubre - septiembre 11, 2018


La leyenda cuenta que cuando se puso en marcha Arpanet, la primera red que conectó a la Universidad de Stanford con la de Universidad de California en Los Ángeles, los estudiantes de Harvard y la Universidad Tecnológica de Massachusetts protestaron en 1969 contra la primera versión de Internet porque tenían el conocimiento, a través de un profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts que había participado en el proyecto, de que esta red sería utilizada como una base de datos de personas y movimientos políticos por parte de las distintas agencias del gobierno de Estados Unidos.
Según el autor del libro Surveillance Valley, Yasha Levine, los estudiantes tomaron sus universidades porque entendían que Internet sería utilizado para vigilar las vidas de buena parte de la comunidad universitaria, involucrada en movimientos políticos y de derechos civiles, porque por primera vez, por ejemplo, agencias como el FBI podrían intercambiar datos sobre personas, en tiempo real, con otras agencias en vez de perder tiempo en monumentales archivos de carpetas, microfilms y legajos ordenados en sus oficinas.
Los estudiantes del MIT y Harvard, además, sabían que proyectos tecnológicos como Internet y las computadoras habían sido largamente financiados por 15 años por el Pentágono, en su primer momento para diseñar un protocolo de red que fuera descentralizado y sobreviviese a un ataque nuclear. El proyecto original, paradójicamente, congeniaba a un grupo de científicos con ideas utópicas de que Internet fuese una especie de nuevo sistema democrático con los militares del Pentágono, que solo lo querían para fines militares puros y duros, según la investigación de Yasha Levine.



Con el tiempo, después de sus primeros pasos, Internet fue dejado a privados y de esto derivó la creación de compañías de Silicon Valley, como Microsoft, Apple, Amazon, Facebook y Google, entre otras, dedicadas a comerciar con la tecnología informática y la enorme base de datos que se ha creado con el aumento exponencial de sus usuarios en red, como si fuesen un ejército de hormigas que se diseminan por todos los espacios que tienen por delante hasta los últimos recónditos.
La historia es conocida porque los gigantes de Silicon Valley se volvieron una industria 2.0, atractiva para la especulación en Wall Street, mientras continuaron en proyectos militares con el Pentágono y financiaron, en gran medida, la presidencia de Barack Obama, de tal forma que se erigieron como uno de los grupos de donantes más activos en la política de Estados Unidos hasta que la irrupción de Donald Trump cambió por completo la ecuación política interna del país, dejándolos en una posición de debilidad por ser la plataforma ideal para distribuir el mensaje del magnate inmobiliario.

Origen y futuro de una nueva ola de censura global
La reacción inmediata del establishment, que apoyó a Hillary Clinton, fue atribuir la victoria de Trump a una “campaña de noticias falsas difundidas por las redes sociales gracias a la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses”, dado el origen de Trump en un movimiento de nacionalismo de ultraderecha de carácter global con posiciones favorables a un acercamiento con Moscú en la política exterior de Washington.
La primera corporación de Silicon Valley que fue presionada para tomar cartas en el asunto fue Google, que armó un grupo de censores disfrazados de expertos para sacar de línea a las campañas de noticias falsas creadas en el exterior. Así, por ejemplo, fue que recientemente Google sacó de sus plataformas al canal iraní HispanTV, y eliminó 8 millones de videos en YouTube, de acuerdo al columnista de Rolling Stones, Matt Taibbi.
Después, la temperatura subió aún más cuando explotó el escándalo de Cambridge Analytica, que reveló la venta de datos por parte de Facebook para desarrollar una campaña de Big Data a favor de Donald Trump. Las consecuencias para la corporación de Mark Zuckerberg fueron devastadoras cuando tuvo que ir en persona a la Comisión de Comercio, Ciencia y Energía del Congreso estadounidense a decir que el hecho no se repetiría.
En la misma línea, ejecutivos de Facebook, Twitter y Google fueron interpelados en la Comisión de Justicia del Congreso, donde Clint Watts, ex agente del FBI y miembro de la Alianza para la Seguridad de la Democracia, afirmó que: “La guerra civil de Estados Unidos contra sí misma ya comenzó por lo que debemos actuar ahora en el campo de batalla de las redes sociales para sofocar las rebeliones de información, que pueden llevarnos fácilmente a confrontaciones violentas y transformarnos en los Estados Desunidos de América”.



Senadores como Chris Murphy señalaron que la “supervivencia de la democracia estadounidense depende de la capacidad de sacar en línea la campaña de mentiras contra su nación”, desde un Congreso ampliamente financiado por la industria armamentística interesada en que se mantenga en agenda la “amenaza rusa” para vender más armas a naciones de Europa, según el general Richard Cody, vicepresidente de la L-3 Communications, séptima contratista militar del país.
Bajo estas presiones, Mark Zuckemberg firmó un acuerdo con el Atlantic Council’s Digital Forensic Research Lab (DFR Lab) para “identificar, exponer y explicar la desinformación durante las elecciones en todo el mundo, aparte de determinar quienes diseminan información falsa por parte de actores estatales hostiles que promueven contenido divisorio y ataques a informes basados en hechos e investigaciones”. Es decir: Facebook contrató a un grupo para que se encargara de censura, ya no a nivel interno de Estados Unidos, sino a nivel global.
Pero no a cualquier censor sino a una dependencia del tanque de pensamiento Atlantic Council, financiado por bancos como Goldman Sachs, industrias armamentísticas como Lockeed Martin y petroleras como ConocoPhillips. No por nada al Atlantic Council se le denomina el tanque de pensamiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por su compenetración con los sectores más afines al mundo de la guerra en Washington durante los años de las administraciones Reagan, Clinton, Bush y Obama.
En sus primeros días, este laboratorio sacó de línea a las páginas de Facebook de 32 cuentas por estar supuestamente involucradas en una “interferencia rusa”. Además de éstas, por estos días fueron eliminadas de la red social las cuentas de Telesur, Venezuela Analysis, y políticos antiguerreristas como Ron Paul, mientras que Twitter hizo lo mismo con el escritor de la misma tendencia política, Peter Van Buren, de AntiWar, y el periodista Scoot Horton, contrario a la visión del sistema dominante de medios en Estados Unidos.
Quizás el caso de censura más sonado fue cuando, hace unas semanas, YouTube, Spotify, Facebook y Apple borraron las cuentas y los contenidos difundidos por Alex Jones de InfoWar, un locutor alineado con el movimiento de derecha alternativa que apoya a Donald Trump. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, inmediatamente, atacó a Google y Facebook por “suprimir voces conservadoras favorables a su gobierno, a cambio de posicionar a los Medios de Noticias Falsas”, en un movimiento que calificó como peligroso.
Su ex asesor de Seguridad Nacional y cofundador de Cambridge Analytica, Steve Bannon, fue aún más allá cuando pidió a través de CNN regular, o nacionalizar, las corporaciones de Big Data a través de una junta de control independiente, porque no “puede ser que sean las únicas propietarias de tamaño cúmulo de información”.
Según Bannon, además, se “tienen que dividir como Teddy Roosevelt disolvió las grandes corporaciones”, en referencia a las leyes antimonopólicas sancionadas a principios del siglo XX para partir en varias compañías a gigantes como la Standard Oil.

El lenguaje de la censura y sus consecuencias

En ese sentido, Silicon Valley vive de comerciar y financiarizar en Wall Street la enorme base de datos que almacena. Solo Facebook, por ejemplo, concentra 50 millones de horas de uso diarias por parte de un cuarto de la población global, y posee cuatro de las cinco aplicaciones más utilizadas en los celulares del mundo (Instagram, WhatsApp, Facebook y Messenger), mientras que en Google se realiza el 92% de las búsquedas que se hacen en Internet, lo que les da un importante poder de influencia, además, en la distribución de contenidos informativos, culturales y de entretenimiento.
Sin embargo, también sucede que a gigantes como Facebook les implica un “enorme costo logístico controlar el contenido de una empresa con 2.23 mil millones de usuarios”, de acuerdo al periodista estadounidense Matt Taibbi. Uno de los casos que demuestran esto fue el “proceso técnico extraordinariamente complicado” que se hizo para sacar fuera de línea de la red social a algunos videos pornográficos y de decapitaciones.
Por lo que tiene total sentido que las compañías de Silicon Valley otorguen la facultad de censura a grupos de tareas, ampliamente involucrados en el complejo militar, industrial y financiero, a cambio de que los dejen continuar con el comercio de datos. Un hecho que simboliza a la perfección la tensión entre los utópicos de Sillicon Valley, ahora reconvertidos en magnates de la tecnología, y quienes financiaron el nacimiento de Internet a través del Pentágono, ambos todavía relacionados en proyectos militares en común.
La periodista australiana Caitlin Johnstone, por otro lado, atribuye esta ofensiva del complejo militar-industrial-financiero a “que la confianza en los medios concentrados está en su punto más bajo, por lo que se apunta a controlar las ideas y la información no autorizada que se comparte en la red a través de sus usuarios”. Lo que demuestra una paulatina pérdida de credibilidad de la narrativa dominante en Internet, mientras surgen puntos de vista alternativos que deben ser sacados en línea o desacreditados.
En esta sintonía, la búsqueda de aumentar el control de los puntos de vista alternativos, aún cuando evidencian la fractura en el establisment mundial, son una clara evidencia de que el cúmulo de ideas globalizadoras del poder dominante, en auge posterior a la caída de la Unión Soviética, se encuentran en una fase tal que deben ser impuestas a como dé lugar a quienes descreen de ellas y pululan por Internet.
En ese sentido, que Internet vuelva a su espíritu originario de proyecto de control, sin que actores alternativos puedan usar sus herramientas de Big Data, implica que el complejo militar, industrial y financiero apunta a esquemas de control y dominación mucho más peligrosos, donde para recuperar el terreno perdido está dispuesto a desechar la fachada más new age, desarrollista y atractiva que construyó como utopía de mercado: Silicon Valley.
Esto no se entiende tampoco sin tomar en cuenta la invitación de Bannon a regresar a un capitalismo del siglo XX, en pos de recuperar la nación estadounidense, como una muestra de la tensión en la que se da este sacrificio.
Quizás poniendo en entredicho aquella máxima de Antonio Gramsci: “Una verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero tampoco termina de nacer”.
En ese contexto, ¿qué será lo que está naciendo en Internet que no haya nacido?
    TOMADO DE: DIARIO OCTUBRE