Con retraso de año y medio, las obras de ampliación del canal de Panamá están listas. En tres semanas cruzará el primer buque en la que será la nueva era de este importante paso marítimo.
A partir del 26 de junio por las nuevas esclusas pasarán los gigantescos buques Post Panamax, que movilizan más de 10.000 contenedores. Foto: Cortesía Autoridad Canal de Panamá |
El próximo 26 de junio, el buque portacontenedores Andrónikos, de la compañía china Cosco, será el primero en transitar por las nuevas esclusas del canal panameño. Ese día, en presencia de 70 mandatarios y de representantes de las principales navieras del planeta, culminará un largo trayecto emprendido en 2007, cuando las obras de ampliación recibieron la vía libre. Teniendo en cuenta la magnitud del proyecto, su complejidad técnica y las millonarias inversiones requeridas, un referendo popular aprobó su construcción que avaló el 78 por ciento de los electores.
Desde agosto de 1914, cuando se convirtió en el mayor hito de la ingeniería mundial, era la primera vez que se emprendía otra obra de magnitud similar. El objetivo principal en esta segunda etapa era modernizar la infraestructura, que se estaba quedando rezagada frente al mayor tráfico marítimo.
Las obras incluyeron un tercer juego de esclusas para permitir el paso de los barcos Post Panamax y Super Post Panamax, con capacidad de cargue de hasta 14.000 contenedores (teus). Es decir, casi tres veces la carga de los buques que utilizan las actuales esclusas, de 4.500 contenedores. Adicionalmente, se construyó un nuevo canal de acceso al Pacífico y se elevó el nivel máximo de operación del Gatún, uno de los lagos artificiales más grandes del planeta. Para tal efecto fue necesario usar más de 220.000 toneladas de acero (equivalentes a 22 torres Eiffel).
El valor total de la inversión ascendió a 5.581 millones de dólares. Y aunque su inauguración será fastuosa, este megaproyecto no estuvo exento de problemas para culminar. Se tenía previsto terminar en octubre de 2014, pero sucedió casi 18 meses después debido a varias huelgas. A ello se sumaron los conflictos de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), por los sobrecostos de la obra, con el consorcio GUPC, liderado por la firma española Sacyr e integrado además por la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña Constructora Urbana. Actualmente están en reclamación 2.845 millones de dólares.
Adicionalmente, surgieron polémicas por el impacto medioambiental ya que para su construcción hubo que talar más de 400 hectáreas de bosque. Sin embargo, la ACP dice que han sembrado muchos más árboles.
También se ha dado un gran debate por la dura competencia que le espera al canal ampliado. No solo la construcción, aún remota, del canal de Nicaragua, sino la apertura (por el calentamiento global) de la ruta marítima del norte, en el Ártico, a lo largo de las costas del norte de Canadá y de Rusia, que se podría convertir en uno de los corredores comerciales más importantes del mundo.
En todo caso Panamá se alista a inaugurar su obra maestra, con la que espera tomar una tajada más del comercio internacional. Por el canal se mueve cerca del 5 por ciento de la carga mundial, y sus principales usuarios son Estados Unidos y China.
La ampliación permitirá mayor competencia en las tarifas de las compañías navieras (se estima una reducción del 20 por ciento) que en los últimos años se han dotado de los gigantescos buques Post Panamax para ahorrar costos y tiempos de movilización. Además, abrirá oportunidades de movilización de cruceros más grandes y facilitará el transporte de gas a Estados Unidos y los países asiáticos.
“La ampliación del canal es trascendental para el comercio de América Latina porque se abren grandes oportunidades para exportar carbón térmico y crudos refinados hacia Estados Unidos y Asia”, dice Óscar Bazán, un directivo de la Autoridad del Canal, que señala que Colombia será uno de los países más beneficiados, por su ubicación geográfica. En esto coincide la Federación Colombiana de Agentes Logísticos (Fitac) que señala que en los últimos años los puertos colombianos han elevado sus estándares a niveles internacionales.
Desde el momento en que comenzaron las obras se inició una revolución en los principales puertos de América Latina para recibir los buques Post Panamax. Colombia, por ejemplo, ha realizado millonarias inversiones en Cartagena, Barranquilla y Buenaventura.
En el caso de la primera, se han invertido alrededor de 1.000 millones de dólares en ampliar y modernizar la Sociedad Portuaria y Contecar. El año pasado llegaron cinco grúas pórtico Post Panamax, de 25 pisos de altura, y están en construcción otras seis que llegarán el año entrante. Adicionalmente se hicieron obras para profundizar el canal de acceso a la bahía para permitir el paso de estos gigantescos barcos. El objetivo es que, aprovechando la ampliación del canal, este puerto del Caribe se consolide como uno de los grandes hubs marítimos de la región. Hoy está en capacidad de manejar 3 millones de contenedores y a finales del año entrante, 5,5 millones.
Decenas de gigantes portacontenedores ya pidieron permiso para ser los primeros en pasar por el nuevo canal en las próximas semanas. Pronto se sabrá qué tanto impacto en el comercio mundial tendrá esta obra que se convirtió desde ya en un hito de la ingeniería mundial.